Anécdotas

Ando por la vida modo distraída. Me pierdo con regularidad. A veces hasta dos o tres veces por día.

Recuerdo el primer viaje que hice totalmente sola. Tenía 22 e iba a estudiar por un mes a Plymouth. Mi familia en pleno me fue a dejar al aeropuerto. Fue muy chistosa la despedida, porque entre tod@s me hicieron una lista de todas las precauciones que tenía que tener en cuenta, siendo este mi primer solo trip. Entre esas recomendaciones estaba el que “por favor no me despistara”. Obvia, yo modo adolescente (aun lo soy con mis tiernos 33), les dije “sí, voy a estar super atenta”.

Estábamos tomándonos un té en una cafetería del aeropuerto de Santiago. Cuando llegó el momento de la despedida, me fueron a dejar al portón de ingreso a policía internacional, y en eso mi mami me pregunta: Oye, ¿y tu chaqueta?

WEON! Les había prometido no despistarme y dejé la chaqueta en la cafetería. Tuve que volver corriendo, con una guata de 5 meses, a buscar la chaqueta, que seguía colgada en la silla en la que había estado sentada jajaja.

Durante ese mismo viaje, sin querer, un par de días más tarde, en la estación de trenes de Victoria en Londres, tiré mi boleto a la basura junto con los restos de un sándwich que me estaba comiendo. Ahí figuraba media hora más tarde, escarbando el basurero hasta que encontré mi ticket, porque si no, no me dejaban entrar al bus. Menos mal ahora los tickets llegan al correo.